La Federación Económica del Chaco (FECHACO) considera ineludible la baja de la presión tributaria para ganar competitividad, atraer inversiones y poder generar empleo privado.
“Entre el 44 y 38 % del precio final de los alimentos corresponde a impuestos”, aseguraron desde la entidad, y al mismo tiempo resaltaron: “En 30 años, la presión tributaria se duplicó en la Argentina hasta llegar al mismo nivel que tienen los países desarrollados”.
El impacto del costo argentino se usa no sólo para justificar la falta de inversiones sino también para explicar en parte la depresión del poder adquisitivo.
Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) revela que, en promedio, el 44 % del precio de los alimentos corresponde a impuestos nacionales, provinciales y municipales que pegan sobre el valor final de un producto de manera directa o indirecta.
“El 54 % de presión tributaria tenía el país en promedio hace 30 años, este año se cerraría en 32,6 % del PBI. Para llegar a este porcentaje, el IARAF contempla toda la cadena comercial, desde el insumo hasta que el producto llega a la bolsa del consumidor final. Esto incluye a los tributos que afectan directamente a las empresas (por ejemplo, el impuesto a las Ganancias), como a sus empleados (componente previsional) o al consumidor final (IVA). También incide el impuesto a los ingresos brutos, promediando las distintas alícuotas que existen y los impuestos municipales, entre otros”, afirmaron.
“Este Gobierno está limitado en cuanto a posibilidades financieras, pero tomó algunas medidas en favor de las pymes, como la eliminación del pago de Ganancia Mínima Presunta, o el pago a cuenta del impuesto al cheque y la obtención de créditos fiscales para los que invierten en tecnología”, destacaron desde la entidad como medidas positivas del Ejecutivo Nacional.